No deberían mis ojos
posarse en tu mirada,
ni tu sonrisa
reflejarse en mi solitaria vida.
Sin embargo mi corazón protesta,
se rebela a dejarte
y busca investigar
tu alma al desnudo
encontrar la respuesta
a la sed y al delirio
que me agobian.
En el insomne camino
que tomó mi vida
Te busco en el prodigio astral,
sin encontrarte.
Y habiéndote perdido para siempre
mis lágrimas de amor se convierten
en rocío de aquel puente
en el cual mi sueño grabó tu presencia.
Y pienso en ti,
en tu sonrisa cálida
en la suavidad de tus viriles manos
en tu tristeza
y en mi blanca soledad.
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