En la cárcel del deseo

Vida peregrina

eterna y banal búsqueda.

Libertad coartada,

recuerdos ignorados.

Abrupta soledad

huellas sutiles.

En el albor sombrío

el pasar de los años

Recorrido sin rumbo

marcha sin objetivos.

sutil sobrevivencia

eterna búsqueda.

Amor prohibido

Herida y soledad

manto de nieve

novia inmaculada

sol de hastío

Primavera enterrada,

candilejas de ensueño

Otoño exterminado.

lluvia de sinsabores

Silencios detenidos

ansias, oscuridad

amor en vilo.

Inmensidad de océano

rostro de ausencia

Lágrimas sin razones

cruel olvido.

Inerte oscuridad

perenne amanecer,

rosas marchitas

Estivales abrazos

ardientes y fingidos besos.

Y en esa intensidad

reencuentros ávidos.

Paradoja infernal

amor prohibido.

Es curiosa la vida

Es curiosa la vida,

unas veces te arrima

a la vera de la muerte

y otras te hace sentir

que vale la pena vivirla.

Yo la dejo pasar levemente

sin prisa.

Necesidad de ti

Ahogar en llanto este dolor.

Desarmar la tristeza de tus días

y arrojarte en el vacío de las noches sublimes.

Este profundo pozo de emociones ilícitas

Tu manantial de buen pecado

Tu porvenir ajeno

Una sonrisa cierta,

un desafío.

Un tal vez, un acaso, un desvarío.

Dos destinos, sin rumbo, ni reparos.

Dos ansiedades muertas, efímeras, salvajes.

Dos de pronto te vi y en un ocaso

Dos perdernos ya siempre en el vacío.

Te necesito.

Me despide la vida

Como siempre

busco consuelo

en mis sueños nocturnos.

Evoco el pasado

hurgando heridas

propias y ajenas.

Que perdone la vida si no le ofrezco nada.

Me acostumbré a vagar

por el lejano mundo

asomándome apenas

a su camino extenso;

me metí al laberinto

de equívocas pasiones.

Me extenué varias noches

de su placer benigno.

Renuncié a la odisea

de sus besos,

para reconciliarme

en su infeliz abrazo.

Me detuvo la muerte

en su guarida inhóspita.

¡Me despide la vida!

Soliloquio

Incógnita de tiempo

la pesadez y bruma de tus párpados

caídos por el amargo espacio y el vacío.

Desplegados matices,

ardua labor intrínseca

el seno de tu desvelada sonrisa.

Magnificencia absurda,

juego al azar en la monotonía de tus contados días.

Duele el otoño que elimina nostalgias,

duele la hipocresía de tu abrigo

y el despertar de tus sombras maléficas

en tu sideral espacio que se apropia del mío.

Estoy sola.

Marioneta

Despertaré en la autora

con la mágica esencia

del néctar de rocío

de tus esquivos labios.

Moriré en la alborada,

reencarnaré mi vida

en tu ilógico amor

de madrugada.

Marioneta sin vida

enredada en los hilos

de oscuras fantasías

me hundiré en el mar amargo de tu cruel olvido.