lunes, 20 de abril de 2009

Soliloquio

Incógnita de tiempo
la pesadez y bruma de tus párpados
caídos por el amargo espacio y el vacío.
Desplegados matices,
ardua labor intrínseca
el seno de tu desvelada sonrisa.
Magnificencia absurda,
juego al azar en la monotonía de tus contados días.
Duele el otoño que elimina nostalgias,
duele la hipocresía de tu abrigo
y el despertar de tus sombras maléficas
en tu sideral espacio que se apropia del mío.
Estoy sola.

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