En el umbral de mis sueños
estás tú, distante, ajeno;
alero de mis sueños rotos.
Te quiero, y mi soledad
es un Dios imposible,
el azul de mis días
estigma del futuro
y ocaso del pasado.
A ciencia cierta te quiero
y el mar es un desierto
de sueños vanos.
Mi sol de octubre, te pone alas
soy tuya, siempre tuya.
Cual pétalo de lágrima recorres mi recuerdo
tornándote en hastío
y mi sombra se encuentra con la tuya
para decirte adiós y hasta siempre.
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