miércoles, 11 de marzo de 2009

María Caótica

Tenía el rocío como troquel versado en su inocencia
encandilaban sus días noches bohemias
exentas de ternura.
Platicaba con Eros de sus amores vanos
disipando ríos de nostalgia.
Trazaba en su habitual camino
huellas de no me olvides
y un manto de jazmínes
era la esencia de su cuerpo en flor.
Espejismo de vérsatiles memorias
esculpían en su alma los recuerdos
y emanaba tristeza sin saberlo.
Vesanía incipiente.

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